El robo de las Formas consagradas y el venerable Alonso Messia Bedoya

Obligó la codicia a cierto mancebo perdido, asechar algún descuido con la llave del Sagrario de la Iglesia de la Catedral para robar la pixide (Copón) preciosa, en que se depositaban las formas consagradas para las comuniones. Se llevó presurosamente las santísimas formas a lugar distante del puente, que divide la parte principal de la Ciudad, y se aparta menos de la Parroquia de San Lázaro. Envolvió en un papel las formas y escondió el tesoro del Cielo, entre de las indecencias de una azequia. Cuando se conoció el hurto, el Cabildo eclesiástico, enlutó las paredes principales de su iglesia, tocó las campanas a un universal duelo, que puso oscuridad y espanto en católicos corazones. Oyó Dios, haciendo que después de tres días se hallase su cuerpo perdido. Acudieron con la noticia al P. Alonso, y parece que esperaba Dios sus manos para descansar de tanta injuria: porque, como confeso el mismo P. a otro de su familiar de confianza, luego que metió las manos en aquel lugar indecente, se le vinieron nadando en su papel, hechas una maza las formas, como si vinieran a buscar segura tabla en su naufragio, quien dijera que había de llegar tiempo en que Cristo Sacramentado, se asistiese de la mano del apóstol de Lima.

Bibliografía: (Vida del V. P. Alonso Messia de la Compañía de Jesús, fervoroso Misionero y Director de las Almas de la Ciudad de Lima. Escrita por el P. Juan Joseph de Salazar de la Compañía de Jesús. 1733)

Retrato del P. Alonso Messia junto al V. P Francisco del Castillo y el Cristo de la Contrición.

Lienzo Anónimo que se conserva en la Capilla de Santo Toribio de Mogrovejo en la Catedral de Lima. El reloj marca la hora del sacrílego hurto 7:05 a. m y se muestra la escena del robo por parte de Fernando Hurtado en el Sagrario.