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Martirio del Siervo de Dios Mons. José Ignacio Checa y Barba

  • Foto del escritor: Jardín Peruano
    Jardín Peruano
  • 30 mar 2021
  • 1 Min. de lectura

Actualizado: 9 jul 2022

El Jueves Santo de 1877 el arzobispo de Quito, Mons. José Ignacio Checa y Barba murió asesinado por miembros de la masonería tras añadir estricnina en el cáliz de misa. Al entender el acto, el Gran Arzobispo exclamó: "¡Mis hijos, fui envenenado!". Recibió los sacramentos allí mismo y falleció.

La muerte de Mons. Checa y Barba se dio por la tensión entre el Obispo y miembros de la masonería que mataron al presidente Ecuatoriano García Moreno. El presidente, ferviente católico, decretó la consagración del país al Sagrado Corazón de Jesús, lo que disgustó a la masonería y a los liberales.

El presidente fue asesinado a golpes de cuchillo y disparos, Mientras exclamaba: "Dios no muere", el hecho se dio en agosto de 1875.

Mons. Ignacio se convirtió en el blanco de la masonería y en 1877 fue asesinado. La gran conmoción por su muerte llevó al clero a velarle en su cátedra, como si por un último instante aún reinara sobre su pueblo, aludiendo a la liturgia bizantina donde el difunto obispo es honrado en su cátedra. Tanto el presidente como el arzobispo son mártires de la nación y de la fe.



Fotografía del Siervo de Dios José Ignacio Checa y Barba como Arzobispo de la Arquidiócesis de Quito cuyo proceso de canonización está abierto (Extraída de la página de Facebook José Ignacio Checa y Barba)


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